Nada como escuchar una buena sinfonía, saborear un delicioso café preparado en el momento. Incluso disfrutar de un buen café en medio de conciertos, entre la composición y otra. Pero la relación de la música clásica con el café viene de muy lejos. Algo empezaba a dar sus primeros pasos en algunos lugares de la Europa del siglo XVIII, en 1732, el compositor Johann Sebastian Bach escribió una "Cantata del Café". En este trabajo, Bach describe las riñas de un padre y su hija, que acababa de adquirir el hábito de beber café. En la historia el padre intenta que su hija no tome más café. La amenaza con toda clase de castigos.
Al final, ambos protagonistas llegan a un pacto y todo se arregla de la mejor de las maneras: la hija promete ser más moderada en el consumo de café, tal y como le pide su padre.
¡ Oh!, ¡ cómo me gusta el café azucarado!
Es más agradable que mil besos,
más dulceque el vino moscatel.
Café, café, te necesito;
y si alguien quiere confortarme,
¡0h!, ¡ que me sirvan un café!
(Cantata del Café, Bach,1732)
No hay comentarios:
Publicar un comentario